AGUA, HARINA , LEVADURA Y UNA CARTA DE AMOR.
Querido amor de mi vida:
Así empezará esta carta que nunca leerás. Porque, en realidad, la escribo para mí. Para tener claro que pude calificar, describir y nombrar esto que me está devorando las entrañas.
Te veo cada día entrar en mi lugar de trabajo.
— Dos barras que no estén muy cocidas — dices —, y dejas un euro sobre el mostrador y una sonrisa dibujada en mi boca.
Después, mi corazón empieza a desear que las horas que me quedan para verte pasen antes.
Soy idiota ¿ Verdad?
Dime ¿ Qué posibilidades tengo de que te fijes en mí?
No soy mucho.
Pero si pudieras leerme… abrir mis páginas llenas de poemas y sueños que hablan de lo que podría ser.
Imagino un baile.
Un beso.
Unas manos entrelazadas y tú aliento en mi cuello.
Pero todo es fantasía.
Suena el despertador. Cuatro de la madrugada.
Hora de empezar la jornada.
Agua, harina, levadura y en unas horas…
— Hola, dame dos barras que no estén muy cocidas — dirá tu boca.
— Te quiero.Por favor, léelo de mis ojos. — dirá mi mirada.
Pero te irás y mi mente empezará de nuevo la cuenta atrás.
Igual pronto me rindo. Pero de momento, mi pan, mi corazón y mi carta…Te pertenecen