BEBES TATUADOS Y PARANOIAS VARIAS DE LA FORTÚN.

Victoria Fortún
3 min readMar 15, 2021

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El otro día comentaba con un amigo que solo con compartir mis escritos con el grupo reducido que somos aquí y en un grupo de Whatsapp en el que comparto capítulos de mis novelas, solo con eso, soy feliz.Esa misma noche me invadió el sueño: la Señora Fortún y su firma de libros en el Fnac de Madrid. En venganza por fastidiar mi noche surgió esto.PURA PARANOIA.

Mientras devolvía los ejemplares de sus libros firmados a sus futuros lectores, tenía un sentimiento agridulce.Era como si su hijo de papel se hubiera hecho grande y abandonase el nido.Había disfutado mucho creándolo, pero también había pasado muchas noches en vela, pensando cómo narices iba a hacer para que sus personajes salieran de los laberintos en los que ella misma les había atrapado.

« Bebés tatuados, libros firmados» pensó, mientras sonreía a una señora que había hecho una interpretación libre del título. Le aclaró que era una historia romántica, pero la señora “erre que erre con las recetas del helado” .La dejó por imposible.

«La gente oye pero no escucha»

Después llegarían más. Algunos al menos, lo habían leído. Otros lo regalarían y, cierto porcentaje lo dejaría abandonado, sudando tinta,creando polvo y dejando que sus hojas empezasen a oler a vainilla.

Recordó aquellos días, en los que todo parecía muy sencillo.Solo era suyo y de sus amigos y amigas del grupo de Whatsapp en el que ensayaba y soñaba cómo sería su vida futurible y utópica cuando por fin publicase.Era un sueño pequeñito. Ni siquiera en Instagram conocían su cara.Era un filtro que convertía su foto en una especie de comic.Sin arrugas, sin canas, sin la puta papada que había aparecido allí como la menopausaia y los kilos de más.

Y un día, lo pequeño se fue haciendo un poco más grande y más y más aún (y no hablaba, esta vez de sus curvas ni talla, sino de sus sueños).

Había memorizado y ensayado algunas frases amables y unas cuantas dedicatorias tipo.Quería causar buena impresión.Se había puesto un traje de chaqueta y unos tacones, también una faja para contener a los calamares y las cervecitas en el chiringuito, que habían hecho de las suyas en la que era una talla 42.

No estaba concentrada. Había un foco sobre ella que le incomodaba.Quería salir del centro comercial y volver a su casita, cerca de la playa. Hacía años que Madrid la causaba un poco de claustrofobia.

En unos minutos se hizo de día, se relajó y se sintió liviana y delgada.

¿Que qué paso?

Los vio.No estaban todos.Eso era practicamente imposible.Le entró la risa.Todos sostenían un ejemplar de su libro ¡Lo habían comprado!

«¡La madre que los parió!¡Son muy grandes!»pensó

Y Vic Fortún supo, que lo había hecho bien. Que liberar su mente y su creación era lo más.Daba igual que su bebé fuese por ahí tatuado, manchado de tinta, daba lo mismo que nadie lo abriese nunca o que lo revendieran en Wallapop. Le había dado vida a sus ideas y eso era muy bello.Y ellos estaban allí.Tan formalitos, esperando su turno.La de ratos que habían compartido…

«Cada vez un paso, una huella, una idea sobre dos personas que, sin tener nada a su favor, escribían una historia sobre lo que sus corazones querían gritar y las mordazas se lo impedían.»

Decidió que se iba a ir al baño a quitarse la faja y los miedos.

¡Qué coño!

¡Era Victoria Fortún, la escritora!

Nadie le prohibiría tejer sus sueños con agujas de teclas y lana de letras.

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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