CAFÉ AL GUSTO.
Hoy hemos tenido que salir. Han cambiado las ruedas del coche de mi amor por unas especiales de invierno para circular por los caminos del reino de Narnia en el que parece que vivimos últimamente.
Tonta de mí, pensaba que íbamos a esperar en una sala con calefacción. ¡ La madre que parió al Yeti!
Total que, cuando hemos terminado allí, hemos entrado a un local a tomar un café ( porque la taza era grande pero no tanto como para meter los pies en ella).
Me he dado cuenta de lo importante que es el café en mi vida.
Empecé a tomar café a los 7 años. Con leche. El cacao soluble de esa marca tan famosa que no nombro porque no me patrocina, nunca me ha gustado. No soporto el ruido de la cucharilla golpeando la loza o el cristal del vaso mientas remueves y lo de explotar burbujitas o que se me exploten en la garganta tipo peta zetas, no va conmigo.
En torno al café con leche surgen muchos de mis mejores momentos. Mi tía lo toma ardiendo, mi madre descafeinado, mi prima solo como mi padre que me dejaba los restos del azúcar con café.
Hace un poco más de un año, gracias a mi amigo Orlando, probé el café asiático en Cartagena, y como él dice es brutal.
Pero un café no es nada si no hay con quien compartirlo. Me encanta la conversación, las risas, el humo del tabaco que se consume en manos del que habla de su vida o de la mía, aconsejándome a veces, entre risas y confesiones.
El café con una rosca de masa de churros finos en mi lugar en el mundo… eso ya es para soñar. Ya queda menos.
Recuerdo estar de baja y querer volver entre otras razones, por lo que se cuece en torno al café.
Si encima te lo hacen y saben rematarlo con espumita…enhorabuena, esos hacedores de magia te quieren bien.
Me deprimen mucho los cafés que hay que tomar en plan virtual. Prefiero esperar a que esta pesadilla pase y tomarlo en persona y reírme a carcajadas y poder secar las lágrimas de quién me quiera llorar.
¿ Cuánto se tarda en tomar un café?, ¿ hasta que se queda frío, se acaba o se consume el cigarrillo?
Tenemos una cita lectores. Qué no nos falten las ganas, la risa y el café para celebrar que seguimos aquí.
Quedaremos, seguro.
A mí el café me gusta acompañarlo con salado ¿y a tí?.