CIEN PARES DE ZAPATOS Y MUCHO ESPACIO LLENO DE UN GRAN VACÍO.

Victoria Fortún
3 min readFeb 27, 2021

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DE CÓMO YANG ECHÓ A YIN DE SU VIDA.

Llegué a casa muy cansado.El mundo de las finanzas es una jungla llena de fieras que luchan encarnizadamente por un pedazo de mercado, un cliente importante, una noticia que aporte ventajas.

Entré por la puerta comprobando que mi chica no había cerrado con llave. Le he dicho mil veces que la seguridad es importante. Fui directo al baño. El cesto de la ropa estaba a rebosar, todo porque mi querida Luna, mi chica, había dado una semana libre a la señora que trabajaba en casa, “Mamá Rosa” la llama ella. La tía se gana a todo el mundo con una sonrisa.

Abrí el armario del baño y ahí estaban: sus perfumes. Nunca he entendí porqué necesitaba cinco perfumes. Ella decía que usaba cada uno según su estado de humor o el clima. Yo usaba dos y uno me lo regaló ella. Creía siempre que me iba a llevar a su terreno, pero ni hablar. Era sensible, creativa, cantaba a todas horas, empática y simpática, tanto que me sacaba de mis casillas.

Soy un enfermo del orden. “Cada cosa en su sitio y cada sitio en su lugar”. No es tan dificil ¿verdad?

Pues ella jamás lo entendió. Y exploté. Después de comprobar que la toalla estaba húmeda, que había dejado su goma del pelo atada a la barra de la ducha, que me tropezase con sus tacones al entrar en el vestidor y que en mi estatería de los pijamas hubiera un conjunto de sujetador y braguitas( muy sexy, por cierto)…Cuando asomó su carita para sonreírme y preguntarme si estaba todo bien…

Empecé a gritar cómo un loco.Le dije de todo. Todo feo. Que yo no podía vivir así, que su vida era un caos y yo necesitaba tranquilidad y orden, que me arrepentía de que viviésemos juntos…

Solo me miró y volvió a la cama.

Cuando me desperté esta mañana ya no estaba. Hace miles de cosas en el día: trabaja, escribe, acude a mil cursos porque no se cansa de aprender, queda con amistades de toda clase y nacionalidad…

La he llamado. Cuarenta y dos veces.Al trabajo, al móvil.

Mis obligaciones, sin darme cuenta hacen que deje por un momento de pensar en cómo disculparme y arreglar lo que he roto.

Llega la hora de volver a casa.Entro y encuentro todo a oscuras, en silencio. Voy directo al vestidor. Y entonces sucede. El corazón me da patadas al pecho. Está vacío. Tremendamente ordenado pero solo están mis cosas. Nada de lo de ella invade mis espacios.Sus cien pares de zapatos han dejado a mis quince pares solitarios.

Recorro la casa y esta curiosamente llena de …nada, de vacío y silencio insoportable.

Me siento en el suelo del salón tras la llamada número cincuenta.

Ahora lo entiendo.

Siempre lo vimos así: somos el yin y el yang.

Diferentes, complementarios.

Lo que me sobra a mí le complementa a ella. Lo que rebosa ella, me equilibra a mí.Ella es la Luna yo el Sol. Lo femenino, lo masculino. El fuego, el agua.

¿Qué he hecho?

(Continuará si vosotros queréis)

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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