DENTRO DE MI ALMOHADÓN.
Desde antes del confinamiento dejé de dormir. Mi sueño no es demasiado profundo. Doy muchas vueltas y soy muy especialita. Uso a parte de la almohada, un cuadrante de plumas de Ikea.
Hoy, mientras mi amor y yo hacíamos la cama, de dentro del cuadrante ha caído una goma del pelo.
— ¿Qué más guardas ahí dentro? — ha preguntado con una sonrisita. No he contestado.Lo físico es la goma del pelo y un MP4 con sus cascos. Pero lo más importante no se ve.
En mis noches de desvelo guardo recuerdos y conversaciones de personas que nunca más veré en este mundo.
Trato de relajar a los personajes de la historia de amor que tengo en mente y papel, para que no me monten una escena que tenga que levantarme a escribir.
Me lamento del enfado que haya tenido, sobre todo si es con alguien cuya única aspiración es concentrar sangre y energía fuera de su cerebro. Doy gracias por los cafés y risas, por seguir teniendo ilusión y gente a mi lado tan llena de energía, que me inspiran. Gente que sufre, ríe, siente nostalgia, lucha, aman y, a veces sufren de penas y desamor.
Por último, cuando ya estoy casi a punto de coger el sueño, mientras oigo respirar profundo al hombre paciente que duerme a mi izquierda, sonrío pensando que, mi abuelo tenía una ferretería, pero yo no. Yo, si no logro coger el sueño, perderé los pocos tornillos que me quedan.
— Nada—contesto por fin.— Solo guardo ahí dentro la goma del pelo.
Porque mis desvelos son muchos pero ocupan poco dentro del almohadón de mi cuadrante de plumas de Ikea.