DOS ALMAS AVERIADAS.

Victoria Fortún
3 min readMar 12, 2021

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Se llamaba Linda.Su madre se empeñó en llamarla así.

— Significa suave y hermosa — dijo Berta embarazadísima.

— La vas a llamar así por la canción del Bosé ese — se quejó su futuro padre, aunque en el fondo, le parecía un nombre bonito.

Efectivamente fue un bebé hermoso, pero sobre todo suave. Linda superó sus expectativas en cuanto a dulzura y generosidad.Era demasiado buena y eso, acabó siendo un problema.

El mundo al que había decidido venir no era como el planeta en el que Linda había vivido antes, donde se amaba como norma a todos sin excepción.Un fallo en el tránsito hizo que en el sistema de Linda no se desconectase la capacidad de querer hacer el bien sin mirar a quien. Y la consecuencia de esa “avería”, fue que la infancia de Linda fuera un desastre. Golpes, insultos, acoso, humillaciones… Terminó la educación básica con unas calificaciones excelentes pero sin un solo amigo, sin socializar.

El primer día en el instituto fue como el último del colegio. Nada que decir. Nadie destacable.Pasó desapercibida.Tomaba apuntes. Respondía si le preguntaban y se marchaba a casa.

Lo que Linda no sabía entonces, era que no estaba sola.El sistema de algún bebé ya había fallado antes. Paco era su profesor de literatura.Al leer uno de sus comentarios de texto, la reconoció como a uno de sus congéneres.Nunca en sus treinta años había encontrado a un semejante a alguien con su mismo deterioro.Entonces, se propuso ayudarla.

Poco a poco, con tacto y naturalidad al mismo tiempo, cómo si se tratase de un animal herido, Paco fue acercándose a ella, charló en secreto con sus padres para darles sutiles indicaciones. Fue inspirándola para desarrollarse y canalizar su sensibilidad hacia el arte. Formó grupos de trabajo para que se abriese a los demás y puso su experiencia en sus años de sufrimiento y superación, al servicio de Linda. Dirigió un taller de escritura creativa y ella fue con creces la mejor alumna que supo tendría nunca.

Cuando el instituto terminaba él alababa su primer libro de poemas y ella le confesó que le estaba muy agradecida y que nunca iba a poder olvidarle.Quiso decir algo más pero no supo cómo.

— Vamos jovencita — dijo aclarándose la voz para esconder la emoción — no seas exagerada. Cuando empieces la universidad verás que la vida puede ser maravillosa. Tendrás que seguir esforzándote en lograr tus sueños y ya no estaré yo en los pasillos para regañarte.

Ella se secó una lágrima traidora y trató de sonreirle.

A la mañana siguiente Paco encontró un papel en el cristal de su coche, sujeto entre el limpiaparabrisas y el cristal. Era una carta.

“Eres el único que ha logrado descifrarme. Ni yo misma me entendía hasta que llegaste tú. Sé que te crees muy mayor para mí. Pero yo soy de letras puras no entiendo nada de números y solo sé que te amo”.Linda.

Llegó al trabajo muy confuso. Al día siguiente encontró otro poema en el mismo lugar y, al tercero a ella apoyada en el coche.

— Linda…

— ¿Crees que podrías enseñarme a amar, profesor?

Él sintió que el pecho se le iba a explotar de la emoción y ella le abrazó cuando asintió.

Y así, dos almas averiadas del mismo planeta coincidieron y lograron sintonizar en la misma frecuencia.

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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