FAMILIA DE SEGUNDA DIVISIÓN.

A Dios gracias.

No hace falta ser Pantoja ni Rivera ni tener un título nobiliario o una ganadería para reconocer que en todas las familias hay conflictos, enfados o desacuerdos. En todas las casas hay un familiar que quisiéramos fuera lejano, un listillo o alguien que no es de nuestro equipo ni de nuestra tendencia política si no lo ves, es que eres tú.

Lo que nos hace grandes es buscar puntos de unión, sonreír, respetar y querernos tal y como somos.

Piensa ¿Quieres ser feliz o tener razón? Yo ya solo discuto conmigo misma. A veces necesito una experta en esa materia rara llamada “yo”.

Si perdonar las rencillas no es posible, piensa que aún te quedan tres vidas para poseer una finca enorme y haber guardado los trastos de un difunto que no te corresponden. Lo tuyo, lo mío y lo nuestro es de segunda división, a Dios gracias.