Historia de moqueo, desamor y radio nocturna.

Victoria Fortún
3 min readDec 28, 2020

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Necesito siempre ruido de fondo a mi alrededor. Creo que, solo por la noche mi mente está en silencio, al compás de la nada que suena en casa. Sin embargo, a veces ni eso logra relajarme. Suelo encender la radio y conectar unos super auriculares inalámbricos que me ha regalado mi amor.

Anoche empecé a moquear y ni siquiera tenía fuerzas para levantarme y llegar al sofá del salón. Es mi cuerpo el que es super dramático. Mi mente siempre está tan al 100% que a veces necesito apagarla yo.

Conecté la radio. Sintonicé uno de esos programas en los que la gente se desahoga contando su vida. Llamó una mujer que dijo tener 30 años y ganas de suicidarse por culpa de un desamor. Eso hizo que mi mente se activase y crease esto:

Ni siquiera me he despedido. He cogido mi ropa y enseres y he dejado las llaves en la mesita de la entrada.Por última vez, he aspirado su aroma impregnado en una de las sudaderas que a veces le he robado para estar cómoda, mientras esperaba que hubiera encontrado una buena excusa para salir de su casa familiar y dejase a su mujer y a sus hijos por mí.

No sé si lo que ha sonado ha sido la puerta al cerrarse o mi corazón quebrándose del todo. Pero no hay vuelta atrás. Ha sido un año de una entrega unilateral. Esperanzas marchitas y promesas incumplidas (que no estaba bien, que la iba a dejar, que mejor un poco más tarde, que los niños…)

Ya he pasado la fase de sentirme culpable. Yo no elegí de quien enamorarme.Tampoco voy a plantearme si nos mintió a las dos o solo a mí.

Como dice la canción de Karina “no somos ni Romeo ni Julieta”. Al menos ellos estaban en la misma onda y se querían con la misma intensidad.

Anoche, lloré tanto por él, que estaba decidida a vaciar una tableta de somníferos en mi organismo y dejar de sufrir. Llamé a un programa de radio y compartí este dolor con los oyentes. Y no me arrepiento. Me dieron la clave para seguir, iluminaron mi camino. Quería morirme. Aún quiero. Pero no voy a quedarme sin conocer el amor recíproco, otra piel, otra boca que desee la mía.

Yo valgo lo suficiente como para caminar sola, al menos hasta que encuentre a un compañero que quiera lo mismo que yo. Que me quiera entera, sin ser mitad de nada, ningún tipo de cítrico y sin tener que ser “la otra”.He cambiado el número de teléfono. Ahora con un par de llamadas y una tarjeta de crédito haces malabares.

El amor, puede que sea el secreto de la felicidad. Pero con una autoestima baja no marida bien.

Me voy para volver a ser yo. Para mirarme al espejo y escribir sobre lo mucho que valgo. Igual, después de besar a una rana, soy capaz de encontrar a un príncipe que no destiña demasiado, (porque todos perdemos color) y, que acepte a mis DR Martens como zapatos de cristal.

Lo que está claro es, que mi corazón remendado tendrá que escuchar las órdenes del cerebro para no volver a romperse.

Gracias a los maravillosos programas de radio nocturnos y a los testimonios compartidos en mis noches de insomnio. Son oro para las cabezas locas y los dedos adictos al teclado.

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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