Victoria Fortún
3 min readFeb 18, 2021

HOSPITAL Y LA DERROTA DE UN MONSTRUO.

Hoy a lo mejor acabo escribiendo dos historias. Ayer ya no tenía fuerzas ni para crear. Son las tres de la madrugada. Mi madre y yo llevamos ya con esta, tres noches ingresadas. Ella de paciente y yo de pacientísima. El hospital está reformado y situado en la zona centro. A pocas manzanas la milla de oro de Madrid. No pasa ni un coche a estas horas. No pasan los minutos a la misma velocidad que cuando estás en casa, arropada con tu edredón de plumas, miras los números del reloj de la mesilla y piensas: quedan solo dos horas para levantarse y hacer rutina.

Aquí todo está paralizado, menos la tos de mi madre que, como un borracho en era no covid busca juerga.

Cuña va. Cuña viene. Podrían ser cañas y estaríamos las dos con un puntito riéndonos de todo y nada.

El sillón del acompañante es una versión mala del de una barbería antigua que tuvo una aventura con el sillón de un dentista y el potro de un paritorio del trío nació este invento de tortura. Cruje. Está forrado de escai azul y sospecho que mi espalda no va a encontrar postura que se ajuste a las piezas de esto tan imposible de abrir de un modo silencioso.

Cómo es posible estar cansada y no ser capaz de dormir. Dios mío. Necesito un break. Me sirve hasta la posibilidad de doce horas en mi cama, un pescadito al horno y una tarde de sofa-maratón de serie, aunque sea turca.

El carro de las medicinas suena en el pasillo igual que los carritos de los hoteles que ahora lucen en muchos sitios como barcos fantasmas.

Al menos por la noche han cesado los mensajes. Suelo grabar uno y distribuirlo. Pero los amigos y familiares están preocupados y piden más información, más detalles.

Ella tiene pis y dolor. Una vía y un cable de drenaje del que fluye algo que no quiero mirar. La cicatriz de calculo 60 grapas. Está pálida y cansada. Hay que darle agua, colocarle el camisón, partirle en trocitos la comida, esperar al cirujano, ducharla, secarla. Hacer paradas técnicas del baño a la cama.

“ Próxima estación: pared. Próxima estación: barra de la cama”

Respira hondo. Reconozco ya ese pecho que sube y baja rendido tras un chute de nolotil en vena. Ya no necesita nada.

Nadie pide ni pregunta. El móvil solo es mi máquina de escribir. Mi pequeño mundo de formar hormigas.

3:12 silencio. Igual hay una posibilidad. Puede que mi cuerpo también se rinda.

“ Salga con las manos en alto” — pienso, por lo de rendirme y me estoy riendo sola y en bajito.

Y eso hago. Termino lo que sea que he pensado. Mañana lo pondré título entre cuñas, medicación, mensajes y la cuenta atrás para volver a ser solo yo me mí conmigo y mi mamá ya en órbita. Unos días más. Partido a partido y habremos acabado con otro monstruo.

Duérmete Vic. Ya es jueves.

Victoria Fortún
Victoria Fortún

Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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