LA LEALTAD Y EL CUENTO DE NAVIDAD.

Victoria Fortún
4 min readDec 21, 2020

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Rodrigo había visto la película del Cuento de Navidad basada en el relato de Charles Dickens, cientos de veces. Y resulta que… le tocó protagonizarla.No distinguió entre los fantasmas del presente pasado y futuro, pero le visitaron todos, seguro.

El gerente del concesionario de MVH España, citó a Rodrigo en su despacho una hora antes de la apertura de las instalaciones al público. Pensó que le iba a despedir. Pero no. Le ofrecía una promoción.Aunque tenía condiciones.

La oferta era clara: conseguir que los caimanes, los empleados más antiguos de la empresa, se frustrasen tanto, que acabasen abandonando antes de final de año de 2019. Tenía casi un año por delante. A cambio, él se promocionaría como Jefe de Ventas, que era el puesto que ostentaba Fernando, y tendría a sus disposición el modelo de coche de más alta gama, para pasear y que el mundo lo admirase.

Se encontraba en una angustiante tesitura, porque Fernando fue quien le reclutó, cuando él trabajaba como camarero en el restaurante, a dos calles del lugar, en el que vendían los coches más especiales del mercado. Los que su padre había conducido cuando trabajaba cómo conductor en el Parque Móvil del Estado y él soñaba poseer algún día.

Empezó hurgando en las carpetas de su mentor y en su agenda. Fernando era de los de papel y lápiz. Usaba el ordenador por obligación.

Poco a poco fue haciéndose con algún cliente.Se convenció de que era por un bien mayor: el bienestar de su familia. Mari Carmen amaba la ropa de marca, los bolsos, los zapatos y, además, llevaba años con el antojo de tener un apartamento en Peñíscola. Quería sorprenderla y demostrarla que eran tan válido como ella, que trabajaba de subdirectora en un banco muy prestigioso.

Mientras celebraban las fiestas cercanas, allá por diciembre del 2018, ya se había hecho con unos cuantos compradores ofreciéndoles ventajas a espaldas de Fernando.

Por su parte, su amigo empezó a perder autoestima y por supuesto comisiones. Tenía una vida cómoda y estable. Vivía con la tranquilidad que da tener casa pagada, un terrenito en un camping y los chicos ya crecidos y casados. Pero se preguntaba cúando había perdido las facultades de persuasión para la venta. Felicitó a Rodrigo por el cierre de sus operaciones. Cuando él bajó la mirada empezó a sospechar.

— Rodri, no quiero que creas que no estoy contento por tus exitos. Pero si estás confabulando algo con la cúpula, hazme caso: no son leales a nadie.

— ¡No me jodas Fernando! ¿Crees que yo te vendería?

— Todos tenemos un precio. Me voy a casa. Es mi hora.

— Yo me quedo un par de horas más.

El primer fantasma le llevó al 22 de diciembre del 2018, a los abrazos y las cañas entre los antiguos compañeros del restaurante y los del concesionario. Cogió una buena cogorza. Ahora se acuerda.

En el 2019, el mismo día hubo doble celebración. Tras unos meses de baja por depresión, unido una negociación empresarial, Fernando se marchaba. Ya tenía claro que el dolor en la espalda y el costado era por los navajazos que Rodri le había asestado robando sus clientes.

— Te deseo lo mejor, amigo. Acuérdate de no quedarte siempre el último en el despacho. Hay vida fuera de este sitio.No vas a heredarlo. Eres un número más.

— Gracias por tus deseos amigo.Nunca olvidaré quién me trajo hasta aquí — dijo estrechando su mano. Fernando estuvo a punto de ponerle las cosas claras. Pero no era su estilo.

— Yo ya tengo suficiente tiempo cotizado. Perderé un tanto por ciento mensual, pero me encanta estar con los míos.

2020 fue un año muy complicado. Nadie hubiera podido pensar en que un virus haría que miles de empresas llevasen a sus trabajadores a un ERTE y que las ventas y los países entrarían en recesión.

Rodrigo recibió la visita de otro fantasma. Un fantasma que le traía en bandeja un plato con la maldad que él había sembrado. Mari Carmen le pidió el divorcio. El confinamiento no había sido beneficioso para ellos. Estar juntos 15 días en verano era una cosa. Ella podía soportar estar lejos de su amante, el director de la sucursal bancaria ,un par de semanas, pero tanto tiempo, hizo que ambos se necesitasen mucho mientras teletrabajaban en casa y, a la vuelta, decidieron lanzarse de cabeza a una vida en común.

La empresa denigró a Rodrigo vendedor básico primero y telefonista después, sin móvil y sin coche de empresa, lo más doloroso para él. Era diciembre de 2020.

Llamó a Fernando para intercambiar el número de lotería y mientras hablaban, se rompió. Confesó todo a su amigo, a la única persona que había creído en él. Fernando trató de calmarle. Le dijo que no le guardaba rencor, que estar con su mujer y sus hijos durante más tiempo había sido un regalo. Le sugirió que se plantease la vida, y lo mejor, le invitó a pasar la Nochebuena en su casa.

Todo esto, todo, me lo contará Fernando, tras la barra del restaurante en el que empezó a trabajar siendo un crío y al que regresará ya maduro, sin coche futurista y con un móvil comprado a plazos. Quedará con su amigo para cambiar lotería sabiendo que el mejor premio es el cariño y el respeto.Se enamorará otra vez, de una mujer cuyo mayor disfrute sea su compañía. Charlará con cada uno de sus fantasmas, apostados en la barra del bar, recordándole quien fue, quien es y quien quiere ser.

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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