Victoria Fortún
2 min readJul 16, 2021

LA MONTAÑA y EL SALUDO AL SOL.

Mi vida a veces es una lucha. Me encuentro en la encrucijada entre mantenerme fuerte y no dejarme apabullar por la frustración. El dolor cala hasta lo más interno. Quiero tener el poder de borrar los problemas de la gente que me importa.Me doy cuerda como a un juguete antiguo.Pa’lante, Pa’lante, Pa’lante.Choco con una pared. Pongo un parche y la inercia de lo rutinario me hace seguir.

Una noche de insomnio repaso la galería de fotos del móvil. Reconozco una montaña cubierta de nubes. Fue de un trayecto entre dos pueblos costeros un día de verano. Uno sin sol.

Me sentí así. Muy montaña. Queriendo ser sólida y robusta. Pero rodeada de nubes. Llegarán momentos trágicos sin solución. Otros dramas que solventar y lloveré.

Me planteo todo lo que creí seguro:

Mi sitio. Mi lugar en el mundo. Mi espacio dentro de la tribu. Llego a la conclusión de que a veces solo me queda observar y aceptar.

Que pase.

Se le saluda.

“Hola nubes”

“Hola lluvia”

“Hola barro”

Y también vientos.

Y sol.

Y descanso.

Montaña Fortún observa, medita respira y espera a que todo pase.

Ya no me resisto. No tiene sentido.

Me consiento llover y esperar a que el sol despierte después de una noche de excesos con su amor la Luna .Espero a que venga y nutra mis raíces para que las tempestades no me destruyan.

Llega brillante, mi Sol, aparentando estar sobrio. Me dedica el saludo que más me libera: Ad maiora.

— Ad maiora semper— respondo.

Victoria Fortún
Victoria Fortún

Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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