LA PERRO-FLAUTA Y EL CALEIDOSCOPIO.

Victoria Fortún
4 min readJan 28, 2021

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He recogido el guante del reto propuesto por ti, mi querida Raquel: escribir un texto con las palabras maceta y caleidoscopio. Gracias por hacerme improvisar. Te quiero, cuqui.

Cada martes, tras la sesión de yoga, me quedaba a pasar un rato con dos de mis compañeras de clase. Tomábamos una infusión, un café o, a veces un Gin Tonic, según nuestro humor. Llevaba manteniendo esa rutina dos años. Podría decirse que éramos amigas. Cuanto más tiempo pasaba con ellas, más me divertía el hecho de tener que reconocer lo diferentes que éramos. Tres islas. Así lo definía yo, cada vez que reflexionaba sobre ello en el metro, de regreso a casa, cargada con una maceta de flores que compraba en un puesto cercano a la estación, porque me daba lástima que el tendero un hombre mayor, pasase frío, o calor.

De las tres Clara era la más especial.Yo había sufrido una depresión y el yoga me hacía resetearme, Raquel olvidaba el estrés del trabajo. Pero Clara no.Clara hacía Yoga para mantener su cuerpo elástico y practicar según ella, posturas sexuales que a mí me parecían imposibles sin padecer una lesión o una rotura de fibras. Además, Clara Recibía sesiones de botox cada semestre, de masajes de todas partes del mundo, limpiezas de colon y terapias de belleza de todo tipo. Daban resultado.Era una auténtica diosa. Su tez era como la porcelana y su culo firme y respingón. Clara estaba casada con un empresario muy adinerado al que casi no veía. Había seleccionado el gimnasio de una zona humilde de Madrid para no coincidir con sus comadres de Serrano y alrededores. Decía que no tenía nada que aportar allí.

Aquel día estaba triste y sin recibir aún la valentía del alcohol su lengua se desató.

— ¿Vosotras creeis que dejamos que el corazón

nos domine emocionalmente? — preguntó.

Raquel clavó sus ojos en ella y se encendió un porro.

— ¿Qué te pasa Clarita? — dijo a modo de protesta, mientras daba una buena calada a su canuto — ¿Se ha despedido tu cirujano plástico?

Yo seguí observándo, hasta que me miró en busca de respuestas.

Me encogí de hombros.

— A mí, definitivamente, me dominan las emociones. Soy muy moñas. Ya sabes, me vuelve loca un abrazo, un mimo, una sonrisa.

Clara levantó la mano como diciendo “ he tenido bastante”

— No le amo. Llevo años teniendo sexo con él. Pero me he dado cuenta de que no hay sentimientos. Es deseo y algo así como una competición — dijo Clara y respiró hondo, como si esa revelación le hubiera hecho bien.

Raquel fijó en ella su mirada.

— ¿Y?¿vas a dejarle?

— No.

— ¿Entonces? — quise saber yo.

— Prefiero estar con él por las razones incorrectas que sola por que sea lo apropiado.

Contestó con decisión, sin embargo la noté temblorosa y realmente triste. Puse mi mano en su hombro.

— Clara. Sea lo que sea lo que decidas, nosotras estaremos aquí. Tienes mi teléfono. Puedes llamarme y me cuentas.

Ella miró mi móvil y las pintas de Raquel.

— No sé como podeis ser felices así. Tú, Raquel, trabajando en el centro de menores, aguantando a adolescentes con los que la sociedad se ha rendido y tu Diana, ¿de verdad escribir te hace feliz? ¿Para qué estudiaste un grado en psicología y un master?

Raquel dio una buena calada a su cigarrillo y se incorporó.

— Mira Clara. Cada uno de nosotros venimos a este mundo para hacer realidad nuestros sueños. Diana y yo somos felices porque usamos el corazón y tú, lo has sido muchos años, a tu manera, usando exclusivamente el cerebro. Tu cerebro te dice que necesitas un i-phone, un bolso de CH y unas deportivas que valen lo mismo que mi alquiler mensual.Mi consejos, querida pija, son que :

a) Que sigas follando como una loca con tu marido.

y…

b)Que te busques una palabra gatillo.

Clara ya acusaba el efecto de su tercera ginebra.Contestó gritando ligeramente:

— ¿Para qué coño quiero yo una palabra gatillo?

Raquel suspiró.

— Para que, cada vez que te sientas una mierda, te recuerdes a tí misma que eres valiosa y que al menos hay dos personas ene este mundo que te quieren, a pesar de que eres un poco finolis.

A Clara se le llenaron los ojos de lágrimas y apretó la mano de Raquel.

— Gracias.

— Caleidoscopio — dijo Raquel como respuesta.

— ¿Qué?

— Del griego kalós, bella, éidos, imagen y scopéo, observar. — explicó. — Es mi palabra. Giro el tubito.Miro las imágenes y me dejo sorprender por los colores. La vida es un caleidoscopio, amigas, cambia continuamente. Busquemos cada día la emoción que nos haga sentir bien, el color que nos gusta más y vistamonos con una sonrisa. Deberías hablar más y follar menos con tu marido. Puede te guste lo que descubres.

—¡ La madre que parió a la perro-flauta! — gritó Clara provocando nuestras risas.

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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