LA PRINCESA DE MIS SUEÑOS.
Me inspira la vida. La de los demás frecuentemente y, a veces, la mía. Los recuerdos, el “qué sería de…si…”, y algunas canciones de mi juventud a las que pongo cara y fantasía.
Antes o después tenía que llegar. Pasé el confinamiento relativamente bien. Volver del ERTE al trabajo fue genial.Me separé un poco del sofá y de Netflix. El verano me dió oxígeno y fuerza. Empecé un año nuevo con la nevada del siglo y no sé por qué, se me ha metido algo en los huesos. No es frío. Es una mezcla de soledad, nostalgia y remordimientos.
Han pasado muchos años. Demasiados.Pero no me puedo sacar de la cabeza sus palabras “Puede que algún día sientas que te quieren más o menos que yo, pero como yo, nunca te querrán”
Lo mucho que me burlé de sus palabras. La consideré inferior, loca y soñadora. Primero la engañé, diciéndola que la quería, llamándola princesa e intentando llevarmela al huerto. Cuando no lo conseguí la humillé, infravaloré y al verla suplicar la rechacé. Yo era un tipo guapo y tenía un pico de oro. Cuando la dejaba en casa, seguía mi propia fiesta con amigos y por supuesto sirenas de brillantes escamas.
El día en que me llamó para dar por terminado lo nuestro le pregunté tres veces si estaba segura y las tres me contestó que sí. La última se le quebró la voz y algo en mí disfrutó.
Al mes me volvió a llamar y me propuso volver. Me llenó de orgullo decirle que NO.
Hoy he bajado a por una barra de pan y he podido comprar el periódico. Ella me acostumbró a disfrutar de las noticias en papel, aunque nunca entendí porque subrayaba todo lo que le llamaba la atención. Casi nunca ojeo las últimas páginas, pero estoy harto de tele y he seguido pasando hojas hasta la sección de libros. He tropezado con ella.
Algo mayor pero aún bonita. Sobre su foto un titular, resumen de sus declaraciones “ Cualquier villano puede ser un príncipe y cualquier sabandija una princesa si hace palpitar el corazón de la persona que le ama”
Se detalla poco de su vida privada. Que vive cerca del mar, como ella siempre quiso. Que escribe incansablemente, a veces incluso de madrugada y que vive perdidamente enamorada del que considera el hombre de sus sueños.Me ha dado envidia. Ella quiso otro final. Uno en el que yo estaba incluido.
He buscado en Youtube la canción de los 90 que yo, el guaperas de la discoteca de turno, le dedicaba en el karaoke.La he cantado a voz en grito en la cocina.
Se llamaba La princesa de mis sueños.Nunca analicé la letra, hasta hoy.
Una sonrisa irónica se ha congelado en mi boca. Me he lamido los labios intentando recordar los suyos. A los que dije que NO.
Tenías razón y yo era un idiota.Nunca nadie me ha querido como tú: llena de sueños e inocencia. Ahora, después de tantas sirenas, solo la soledad me soporta y yo no siempre a ella.
Besaste a un sapo y sapo se quedó.
Fin de la canción.