LA SOPA DE “LEVANTAMUERTOS” III

Victoria Fortún
2 min readDec 11, 2020

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«Con lo que Soledad y Lorenzo aportaron, completamos nuestra sopa. Todos nos sentamos en torno a la mesa y a la sopa calentita. Pronto, nos dimos cuenta de que Lorenzo tenía muy mala cara, estaba pálido y la cuchara le temblaba en la mano.

Antes de medianoche, justo cuando brindábamos con un licor de achicoria casero que debería haber sido de café, Lorenzo cayó redondo al suelo. Le incorporamos, le dimos aire, intentamos despertarle. Pero nada funcionó. Estaba muerto.

En nuestro descansillo se había celebrado una cena y se empezó a organizar un velatorio justo en la puerta de enfrente. Lo que es la vida, bueno, la muerte.No respeta ni la Navidad.

¿Qué es un velatorio? — quise saber

— Cuando alguien muere, la familia y los amigos se reunen alrededor del difunto, el muerto. Se trata de despedirle y reconfortar a los familiares.

Ah. — dije yo.

El caso es, que vestimos al pobre Lorenzo con su mejor traje. Le tumbamos en la cama hasta que los de la funeraria trajesen un ataúd.Rezamos y recibímos a los amigos y vecinos del barrio que se iban enterando. No teníamos demasiado que ofrecer. Había sobrado caldo. A mi madre le pesó un poco compartirlo. Hubieramos tenido suficiente para el día de Navidad.Pero hacía mucho frío. Añadimos algo de agua, y tocino. La pobre Soledad necesitaba reconfortarse, y también los invitados a esa fiesta lamentable.

Pasamos con la olla aún hirviendo y, debo reconocer, que su casa se llenó del vaho del guiso y del calor que desprendía. Mi hermana y yo juntamos vasos de varias casas y repartíamos el caldito.

De repente, Lorenzo se levantó, se sentó en la cama y dijo:

« Señora Elvira, usted si que sabe organizar cenas de Nochebuena. Ha venido todo el mundo.»

Se lío un escándalo. Soledad acariciándole y dándole besos, un par de vecinas corriendo despavoridas, rosarios tirados por el suelo…

A mi padre y mis tíos les dió por reír y beber vasitos de licor de achicoria.

Lorenzo volvió a la vida. Todos lo relacionaron con la sopa de Nochebuena y, desde entonces seguimos haciéndola.

De ahí viene el nombre de sopa de levantamuertos.

En honor a las abuelas que vivieron la posguerra y tuvieron que cocinar con lo que tenían “a la me salió”, y a los jóvenes de aquella época, que con muy poco, supieron ser felices.

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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