MENSAJES.
Me gusta recibir mensajes.Casi siempre. Bueno, no sé. Ahora que lo pienso depende de los mensajes.
Me encantan los mensajes de mis fortunit@s cuando compartimos cosas de nuestras novelas románticas.Nuestras, porque nunca dudo que son del grupo y no solo mías.Charlamos sobre los personajes y las ganas de que vayan evolucionando.Hoy hemos estado incluso imaginando cómo pueden ser físicamente.
Me derríto cuando mi tía me escribe cada noche para decirme “sigue, no lo dejes nunca” y sobre todo, cuando madre quiere que le cuente más de una historia del blog que debe continuar al día siguiente, lloro de risa, cuando usa el argumento de “es que yo soy tu madre.No me puedes dejar así hasta mañana”.
Los mensajes a este blog trato de contestarlos y si no lo he hecho, aquí va lo importante: GRACIAS por leer mis líneas y por ayudarme con vuestras opiniones.Gracias también a mis correctoras que siempre me hacen mejorar las tramas, la ortografía y el argumento que a veces, se me ha desviado del camino.
Los mensajes inesperados son explosivos.Los de personas que llevan tiempo sin verme y se preocupan por mí, por cómo he llevado estos días con la maldita Filomena, por cómo ha podido llegar mi amor al trabajo entre tanta nieve…esos me resuenan como una canción y me hacen saber quién de verdad está, es y por eso siempre estarán.
Tengo una amiga que dice que la gente se cree que somos tontos cuando no respondemos a algo soez, dañino o que no nos interesa. Y añade, que no es así. Que sencillamente somos educados. A los que mandáis mensajes que empiezan por un ¿qué tal? y terminan pidiendo algo, como si no se fuese a notar, siento deciros que sí. Que lo noto y me retuerzo por no cagarme en sanpitopato.Os leo, os veo y os sigo el rollo, hasta que se os acabe, claro.Los que pronostican que vamos a estar peor, ya ni los abro.
Los mensajes con fotos de mi lugar en el mundo me hacen viajar allí.
Luego están, esos que necesitas y, por arte de magia, llegan. Los que te hacen saber que hay una conexión especial entre esas personas y tú. Algo que no tiene nada que ver con el romanticismo ni lo sexual, que también existe.A veces esos mensajes terminan con un “a ver si nos vemos” que sabes que seguirá extendiéndose en el tiempo, sobre todo ahora en plena crisis, pero no hace falta porque el corazón, el emoticono, y la sonrisa que te han mandado traspasa la pantalla.
Esperad mis mensajes y mis historias, por favor. Yo recibiré los vuestros con una sonrisa ,o, en algunos casos, con un silencio que lo dirá todo.