Mirada apreciativa y el dragón dormido.
Aunque me enfado con el mundo y critico a los irresponsables que ponen por delante su disfrute a la salud de todos, no soy de las que gasto mi energía viendo todo lo malo en el día.
Mis primeras palabras al despertar siempre son “ Buenos días” y “ te quiero”. Es verdad que con un café ya funciono mejor. Adoro los momentos de cafeína en el Office del trabajo y ya cuando mi compañera me sirve un cafetito con espuma…me siento como la Preysler.
Me he acomodado a la vida pacífica. No sirvo para las confrontaciones frontales y estallo cada 20 años más o menos. Claro, suele ser histórico, histérico y poco artístico.
No me importa pedir perdón. A veces incluso me libera si voy a estar mal con otra persona. Pero nunca me humillo si mi corazón me dice que la razón la tengo yo.
No soy tonta. No veo el mundo color de rosa. Y que practique meditación, yoga o Reiki, no va unido a que no perciba los ataques ni la mala baba. Sencillamente tengo una mirada apreciativa que protege la paz del dragón durmiente.
Yo me he visto descontrolada en pleno ataque de ira y no me gustó nada.
Percibo tu ataque.
Deja al dragón dormir.
No eres San Jorge, piltrafilla.