Querido Max: nos vemos en La Feria del Libro.

¿Te imaginas?

Mi amigo Max se ríe mucho cuando hablamos. No tengo muy claro si de mí o conmigo. Pero no dudo de su amistad. Aunque no nos parecemos en nada. Max no cree en el romanticismo. Yo escribo novela de ese estilo. Max no tiene esperanzas en que haya en el mundo alguien capaz de quererle. Y yo, yo no sé cómo convencerle. Este blog está inspirado por una conversación que tuve con él, el mismo día en el que publiqué la primera historia de este blog.

Se ofreció a mandar un Whatsapp a sus contactos para lograr muchos seguidores «9000», dijimos en broma. Parece ser que a la gente no le gusta registrarse para seguir a una desconocida, por muy amiga de Max que sea. No tengo muy claro eso de «Ellos se lo pierden», no me gusta escribir para leerme yo sola, la verdad. Aunque, a fecha de esta historia, tengo 18 seguidores, estoy SOLO a 8982 de los 9000.

En medio de nuestras risas y mi agradecimiento por haberlo intentado, Max me dijo:

— ¿ Firmarás libros algún día en la Feria del Libro de Madrid?, porque te advierto que siempre llueve y no pienso hacer cola.

— ¿ Y si conocieras al amor de tu vida mientras esperas? — le dije y se rió.

Imagínatelo. Va por tí.

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«Puñetera lluvia». Solo se me ocurre a mí venir sin paraguas. Diez minutos antes, hacía un día espléndido. «Si no es porque la tengo cariño…» pensaba mientras me acercaba a la caseta donde Victoria firmaría su libro. Llevaba años diciéndonos que publicaría, que lo haría en Navidad y en mayo firmaría ejemplares en la Feria del Libro. La madre que la parió. Siempre ha sido diferente. No sé cómo su marido aguanta tanta energía y tanta pasión por todo lo que hace.

Me pongo en la cola. Es increíble. Hay gente. No pienso leer su novela. La compraré y dejaré que me la dedique. Nada más. Nada de besitos ni polvos aunque sean mágicos o estén por escrito. Yo eunuco para toda la vida. Ya me pasó lo que me pasó por pensar con las partes bajas.

Delante de mí espera una chica morena.

Llueve. Llueve más. Llueve de cojones.

La morena abre un enorme paraguas y me mira. Le saco tres cabezas. Me sonríe y yo, le devuelvo la sonrisa.

— Sí quieres lo sujetas tú y nos tapas a los dos — dice, y tengo que reconocer que tiene una boca preciosa. Accedo a tomar el paraguas.

— Gracias.

— ¿Te gusta la literatura romántica? — pregunta

— No— respondo como si me hubiera insultado. — Soy amigo de la escritora.

— ¿En serio? — lo pregunta como si mi amiga fuese alguien muy importante, con lo normal que es, rarita, pero normal.

— Sí. En realidad vengo porque hace un año hicimos una apuesta. Cuando publicase su novela, vendría a hacer cola a la caseta donde estuviese y comparía su libro.

— Me encanta cómo escribe.

Dios mío. Esa chica huele a flores y a miel.

¿Qué me estaba pasando?

— Por cierto, soy Alicia.

— Max. Encantado.

Y lo recordé, con las palabras exactas.

« Igual, mientras esperas en la cola para que te firme el libro, conoces a la mujer de tu vida»

Me reí. Quise estrangularla. Pero decidí que era mejor contar con ella, como siempre, y que ella siguiera contando conmigo y de mí. Con Victoria Fortún nadie está a salvo todo lo escribe, todo lo utiliza y a todo le da una vida nueva y creo que más bonita.