REPÚBLICA INDEPENDIENTE
Me ha despertado el recuerdo de mis mañanas del día de Reyes. Nerviosa. Corriendo hasta el fondo de un pasillo de 11 metros ( o por mis piernas cortas lo parecía). He compartido está anécdota con mis amigas pero os la cuento también.
La noche anterior me había empeñado en dejar tres copas de Pipermint un plato de turrón para Sus Majestades de Oriente. En realidad me gustaba la forma de la botella y el color del líquido.
— Es mejor dejarles un poco de leche o agua. Vendrán cansados los pobres y tendrán sed—sugirió mi santa madre.
Pero me negué.
Al día siguiente después de abrir mis regalos sobre la cama de mis padres que se sorprendían muchísimo ( pobres míos), siempre comprobaba las copas y el plato de dulces para saber si los Señores Reyes habían comido algo.
Sí.
Estaba el turrón mordisqueando y en las copas había pintalabios símbolo inequívoco de que habían probado el licor.
¿ Se puede ser más tierna e inocente?
Estoy por achuchar a la niña que fui.
Lo más brutal fue cuando vi un papel. “Ponía: gracias bonita, pero nos vamos un poco borrachitos”
Me sentí fatal.
¿ Cómo iban a seguir repartiendo regalos en ese estado?
Mi padre me tranquilizó:
— Este es el último barrio al que vienen. Reparten por orden alfabético.
Este es Usera.
Un par de semanas después descubrí que había barrios con V y pedí perdón a los niños de Vicálvaro Villaverde, Villa de Vallecas por no haber tenido regalo de Reyes.
Ahora pido perdón a la gente que no recibe nada. A las muestras festivas en pandemia y luces navideñas, a los eventos que cuestan millones y podrían haberse empleado en obras sociales y sonrisas.
Por eso y mucho más, mi casa es una república independiente en la que los reyes que hay, no necesitan reverencias ni peloteo ni comisiones ni bailes de políticos.
Aquí se ríe mucho y se toma vino y decisiones responsables.
Eres bienvenido.