ROBACUENTOS.
Ha pasado mucho tiempo y, sin embargo, sé que siempre me pertenecerá.Deseé tenerlo en mis manos, conocer su apariencia.Tenía mucho de mí, eso lo sé porque lo creé con todo el amor que tenía.
Salí de aquella habitación sin él. Nadie lo ha sabido.Desde entonces, me he preguntado qué hice mal. Por qué no luché.No debería haberlo permitido.Tendría que haberme aferrado a él y no dejar que nadie me lo quitase. Recuerdo cada detalle, cada nota de la voz, su sonido.
Lo leí en alto millones de veces. Aún recuerdo el nombre que le di. Pero quien creía que era mi compañera, me lo quitó. Dijo que el cuento lo había escrito ella. Nuria Robles.
En la sala de profesores yo no tenía nada que hacer. Era flacucha y pequeña, tímida y callada y temblaba como una hoja, por lo que parecía culpable.Nuria era alta, guapa, sacaba mejores notas y su seguridad al mentir me hizo dudar incluso a mí. Ella ganó el concurso con mi propiedad, mi pequeña criatura llena de palabras, imaginación y música, porque desde muy pequeña, las letras se confunden con las notas mientras escribo.
Nuria Robles sacó un 10 en aquella evaluación. Yo un aprobado raspado y un conjunto vacío que nadie llenará jamás.
Yo te maldigo, robacuentos.