SEÑALES.

Victoria Fortún
2 min readNov 9, 2020

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Caramelos de La Violeta, tienda tradicional de Madrid desde hace más de 100 años.

Cada día tengo más claro que la vida está llena de señales con las que tropezamos. Eso lo creo yo, que tengo la pinza de viaje más días al año que en su lugar. Pero resulta que no solo me pasa a mí.

Imaginaros la situación: una pareja (los voy a llamar Rosa y Azul)buscando piso. Tienen decidida la zona. Los “it must” que cada uno desea. Desde hace un año, las casas se resisten. Dos veces han vendido pisos antes de que los fueran a ver. Algunas son casas de antes de la guerra que hay que reformar por completo. Los precios en la zona están por la estratosfera. Muchas expectativas y muchas desilusiones.

Entran a ver otro piso más. Azul cree que está bien situado. Rosa ha invitado a un amigo arquitecto para que les diga qué posibilidades tienen de reformarlo según sus gustos. Entonces pasa. El arquitecto hace varios diseños a mano alzada. Por arte de magia tira tabiques y se crean ambientes, color y vida.

Pero la señal que lo cambia todo, llega cuando el arquitecto le ofrece un caramelo a Rosa. No es un caramelo cualquiera. Era una flor violeta.como las que su abuela llevaba en el bolso, en una cajita.

Su abuela. Se había convertido en un ángel un verano antes. Aún dolía. Rosa se emocionó y Azul preguntó la razón. El violeta es un color mezcla de rosa y azul y su caramelo y ella…

Azul no lo vió así. Pero si ella lo creía, lo creía, y ya. El arquitecto impostó una sonrisa. Rosa quiso creerlo.

Era su señal y esa, sería su casa porque ¿Qué posibilidades había de que alguien le ofreciera ese día y en ese lugar un caramelo de violetas?

Sugus, caramelos de café, pastillitas de menta para la tos…pues no.

Estaba allí. Era allí.

“Sí. Nos lo quedamos.”

Una señal lo puede cambiarlo todo.

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Written by Victoria Fortún

Me gusta contarme historias y por eso las escribo. Mi cerebro bulle . Estornudo letras. Invento ficción para no morir de un cólico de realidad.

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