SOFÍA Y SUS MUEBLES.
El reto de hoy con dos palabras: masecoral y trabacuentas.
Ya os vale, pero allá va.
Sofía no tenía ojos para nadie más. Normal. Un abdomen que parecía un rallador, o sea, más alla de la tableta de chocolate . Unos ojos verdes que te quiero verde, una voz de radio y unos atributos de entrepiernas que la hacían descansar como un ángel cada noche y despertar llena de agujetas cada mañana.
Y es que, Sofía tenía ya unas cuantas primaveras, pero las disimulaba genial. El ático cerebral se le había llenado de sexo, locura y juventud recuperada.
Mientras, Rubén usaba su maestría masecoral. Sus juegos de trilero profesional y sus palabras encantadoras para embaucar señoras solitarias y maduras.
En un mes. En 30 días Sofía pasó de estar encantada a verificar un trabacuenta en su sistema operativo que había provocado eco en sus cuentas bancarias.
Sofía tenía el cerebro amueblado. Pero tuvo que ir a la policia y acudir al juzgado para recolocar los enseres que Rubén había puesto del revés.
Moraleja: no te dejes engañar por palabras y ambiciones ajenas.
Tu ya valías mucho Sofía, nena.